Barajas ha sacrificado diez toros y seis novillos este año en ofrenda a su patrona, la Virgen de la Vega. Las calles se han vestido de sol, de sudor, de fuerza, de la masa que ama y teme... de sangre. El campo ha sido prolijo, por lo que llegaba el momento de la muerte del semental. Y en trágico Via Crucis, estos animales que nacieron su día en mi tierra, en los pastos campomontieleños de Villamanrique, han encontrado aquí su Jerusalén. Y su muerte ha sido la redención de nuestra culpa por haberle robado a la naturaleza todos sus frutos.
Los sentimientos de la fiesta y de la tragedia están en la mirada de los barajeños.
14 sept 2010
Mirar al Toro
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